Hace tres décadas, en Zornotza las mujeres tenían muy pocas oportunidades de jugar al fútbol. El deporte escolar terminaba a los 18 años y, si no se federaban, muchas se veían obligadas a dejarlo. En ese contexto nació el fútbol sala femenino de Betiarin. Soraya del Olmo, exjugadora, y Javi Dudagoitia, expresidente, recuerdan bien aquellos comienzos.
En 1995, cuando Soraya empezó sus estudios universitarios, se cruzó en las fiestas de Durango con la zornotzarra Eneritz Mendiola, que le habló del proyecto. “De vista nos conocíamos porque habíamos jugado la una contra la otra”, recuerda Soraya. “Me contó que en Zornotza había un club de fútbol sala y que se iba a reunir con el presidente, Javi Dudagoitia”.
Contactaron enseguida. “Volviendo del trabajo, justo a la hora de comer, sonó el teléfono de casa; era Eneritz”, cuenta Javi. “Me explicó sus intenciones, y tres horas después ya estábamos reunidos Eneritz, Izaskun Zuazo y yo en Kalbario. En el club ya teníamos el equipo masculino de Betiarin, y nos lanzamos también con el femenino”.
En aquellos primeros años apenas había seis equipos en la Liga, y la temporada terminaba pronto. Más tarde se fueron sumando más y el Betiarin logró ascender incluso a la Liga Vasca. Recibían balones de la Federación, el Ayuntamiento y la Diputación ofrecían ayudas, y la mitad de los gastos los cubrían vendiendo lotería. “Las equipaciones eran iguales, y también la publicidad. Éramos un club pequeño, pero llegamos a tener cuatro equipos en Bizkaia; no había otro club así en toda la provincia”, explica Javi.
Según Soraya, desde el principio existía igualdad dentro del club: “Los recursos eran los mismos para todos. En cuanto a horarios, el nuestro era más tarde; entrenábamos los martes y los viernes, y el horario del viernes venía de maravilla, porque después de ducharnos solíamos ir a tomar algo juntas”.
Sin embargo, la afición en el pueblo era escasa. “A los partidos venían amigas y familiares, pero en Zornotza no había continuidad. En aquella época era muy raro que una mujer jugara al fútbol federado. Desde fuera, hemos sido bastante invisibles”, cuenta Soraya.
El equipo se mantuvo activo durante 12 o 13 años. Cuando comenzaron las obras de reforma en el polideportivo de Larrea, estuvieron dos o tres años sin campo. El equipo masculino empezó a entrenar en Gernika; otras se desplazaban a Lemoa, Igorre, Karmengo Ama… La gente fue perdiendo interés y ahí terminó la historia del Betiarin. La última temporada fue la 2009–2010, cuando las chicas jugaron tres años más con el Kurutziaga. Aquella fue la última temporada del equipo femenino.
Después de eso, el fútbol sala desapareció de Zornotza. “También existía el equipo Zingilipurka, pero ese también acabó desapareciendo”, explica Javi.
Años después, las mujeres retomaron el testigo. “En la temporada 2016–2017, Edurne Azpitarte se puso en contacto conmigo para formar un nuevo equipo. Yo ya era madre entonces; la idea me encantaba, pero no podía comprometerme. De vez en cuando hemos jugado partidillos amistosos contra el nuevo equipo, Betigol, pero pocas veces. Me alegra muchísimo que hoy exista un equipo femenino de fútbol sala en el pueblo”, dice Soraya con orgullo.
“EN EL CAMINO HEMOS PERDIDO A VANESSA, NUESTRA PORTERA. ME HUBIERA GUSTADO COMPARTIR ESTE 30º ANIVERSARIO CON ELLA.”
Han pasado tres décadas desde entonces, y los recuerdos aún emocionan. “Siento una gran nostalgia. En el camino, además, perdimos a nuestra portera; falleció el 31 de diciembre de 2024, y recuerdo todo lo que vivimos juntas. Nos conocíamos desde los cuatro años, y siempre fue mi portera. Me habría gustado compartir este 30º aniversario con ella”, cuenta Soraya emocionada.
Hoy en día, Javi Dudagoitia es el entrenador del equipo femenino de veteranas, y tiene claro su mensaje:
“VEO QUE LAS MUJERES MERECÉIS MÁS APOYO. SOIS EL 50% DEL PUEBLO, Y LOS CLUBES DEBERÍAN HACER MÁS.”
“No conozco el funcionamiento interno de todos los clubes, pero ahora que entreno al equipo femenino de veteranas, veo claramente que merecéis más ayuda. Creo que todos los clubes deberían comprometerse a impulsar el fútbol femenino. Sois la mitad del pueblo, y el resto de clubes tiene que hacer más”, afirma Javi.
La historia del fútbol sala femenino de Betiarin es una hermosa página escrita con ilusión, valentía y compromiso en el libro del deporte zornotzarra. Treinta años después, su pasión abrió camino a nuevas generaciones, y hoy el fútbol femenino vive un auge cada vez mayor en nuestro pueblo.
