23 años, natural de Louga (Senegal) y zornotzarra de adopción. En Louga, la segunda ciudad más grande de Senegal, situada a medio camino entre Dakar y Saint-Louis, la vida no es fácil. Por eso hace 5 años decidió marcharse “para poder sacar la vida adelante y ayudar a mis padres”, recuerda este sonriente y simpático zornotzarra- senegalés. Y es que Galaye es el reflejo y el ejemplo de los muchos inmigrantes que viven entre nosotros, aportando a nuestra sociedad.
Todos le conocen y él saluda a todo el mundo, casi siempre en euskera. “Apurtxu bat euskeraz egiten dot. He aprendido todo de oído. Ni Belarriprest naz. Euskera oso polita baina oso gatza da.” Se dedica a la venta callejera de complementos; paraguas, calcetines, pañuelos… “Vendo de todo lo que puedo para ganarme la vida”.
Pero Galaye tiene sueños, como todos los jóvenes. Quiere mejorar, obtener otro trabajo que le permita tener un sueldo fijo. “No tengo formación, soy agricultor, pero me gustaría trabajar de camarero de restaurante. Creo que lo haría bien. Estoy acostumbrado a tratar con la gente y a ser amable”. Habla castellano, un poquito de francés, euskera y su lengua materna, el Wofol. Mientras tanto, trata de aprobar el permiso de conducir, porque sabe que le puede venir bien para el futuro.
Asegura que Amorebieta es su segunda casa, un lugar donde ha sido bien acogido, donde tiene muchos amigos y donde quiere quedarse. “Estoy muy contento en Amorebieta, es el mejor sitio para vivir”.
Hace poco ha estado en Senegal visitando a sus padres. Nos habla maravillas de su tierra, un país muy bonito, pero al mismo tiempo muy duro para llevar adelante una vida digna. Le apena haber abandonado su tierra, pero en Amorebieta ha encontrado un lugar de acogida y se siente querido.