Una Celebración de Tradición, Fe y Diversidad Cultural
En Rumanía, la Navidad es mucho más que una festividad; es una época de profunda espiritualidad, simbolismo y alegría comunitaria. Como uno de los países con mayor tradición cristiana ortodoxa, sus celebraciones navideñas reflejan una rica herencia cultural que combina elementos religiosos, costumbres rurales y un fuerte sentido de comunidad. Sin embargo, lo que hace aún más fascinante esta temporada es la diversidad de tradiciones que conviven, especialmente en comunidades como la ruso-lipovena, que aporta su propio toque distintivo a las fiestas.
Para la mayoría de los rumanos, la Navidad es una celebración centrada en la fe cristiana ortodoxa. Las iglesias se llenan de fieles durante las misas especiales, y en los hogares se respira una atmósfera de devoción y preparación. Una de las tradiciones más icónicas es la colindă, o canto navideño, donde grupos de niños y adultos recorren los vecindarios entonando canciones tradicionales que anuncian el nacimiento de Cristo. Estos cantos, recompensados con dulces, frutas o pequeñas sumas de dinero, simbolizan hospitalidad y gratitud, uniendo a las familias y comunidades en un gesto de alegría y prosperidad. Por supuesto, la gastronomía es otro pilar de la Navidad rumana, destacando platos como los sarmale (rollos de col rellenos de carne), el cozonac (pan dulce con nueces y cacao) y embutidos artesanales, que deleitan tanto al paladar como al espíritu. No obstante, previamente se realiza un “ayuno de la Natividad” que consiste en la prohibición de consumir carne, productos lácteos y huevos 40 días antes de Navidad y tiene como objetivo recordar a los fieles la importancia de la moderación, la humildad y el enfoque espiritual, preparando sus corazones para la celebración del nacimiento de Cristo.
La Navidad de los rusos lipovenos en Rumanía
Para los rusos lipovenos, también conocidos como staroveri (antiguos creyentes), la Navidad es una de las festividades más importantes del calendario religioso. Como ortodoxos de rito antiguo, celebran las fiestas siguiendo el calendario juliano, con una diferencia de 13 días respecto al calendario ortodoxo oficial, celebrando la Nochebuena el 6 de enero y el día de Navidad el 7 de enero. Como en toda celebración, la Navidad comienza con los preparativos en el hogar: se limpian las casas, se encienden las lámparas de aceite y, varios días antes, se organiza con detalle el banquete festivo. La víspera de Navidad (Ajun) es una jornada de estricto ayuno, conocida como sacelnic. La entrada al espíritu navideño se realiza con sobriedad y recogimiento, asistiendo a las liturgias de la víspera. Después de la liturgia, las familias regresan a sus hogares para celebrar en torno a la mesa, marcada por la abundancia de platos que simbolizan el fin del ayuno. La carne de cerdo es la protagonista, con especialidades como el holodets (gelatina de carne) servida con rábano picante o remolacha, los sarmale (rollos de col o hojas de vid rellenos), salchichas caseras y otros manjares según las costumbres de cada familia. Para los rusos lipovenos, la Navidad no es solo una celebración religiosa, sino también una reafirmación de su identidad cultural y su sentido de comunidad. Mantener las tradiciones es un acto de respeto hacia sus raíces y un modo de preservar los valores espirituales que los definen.