«Mi objetivo es dar voz a la terapia ocupacional y acompañar a las familias en su día a día»
La zornotzarra Valentina Pinuer se dedica a una profesión aún poco conocida: la terapia ocupacional. Aunque en Euskadi todavía no existe la carrera, ella decidió formarse fuera y especializarse en el ámbito infantil. Su trabajo busca que las personas puedan desarrollar de manera autónoma y plena todas las actividades significativas de su vida: desde vestirse o comer hasta participar en la escuela, el trabajo o el ocio.
¿Qué es exactamente la terapia ocupacional?
La terapia ocupacional es una profesión sanitaria que lo que trabaja es en el desempeño ocupacional de las personas; lo que busca es que aquellas actividades significativas en nuestro día a día, que son un poco las que nos definen como personas, no tengan ningún tipo de obstáculo para poder desempeñarlas. No hablamos solo de trabajo, sino de todo aquello que forma parte del día a día: el aseo personal, la alimentación, el descanso, el juego, el estudio o la participación social. Nuestro objetivo es favorecer la autonomía y la calidad de vida, adaptando el entorno o entrenando las habilidades necesarias.
¿En qué ámbitos puede trabajar una terapeuta ocupacional?
En muchos. Dentro de la sanidad, en áreas como neurología, rehabilitación, pediatría, salud mental o geriatría. También en educación, sobre todo apoyando a niños y niñas con dificultades en la atención, la escritura o la coordinación. Conozco terapeutas ocupacionales que trabajan en cárceles, en en sitios donde se trabaja la reinserción social. En otros países incluso trabajan en empresas, ayudando a mejorar la ergonomía y el bienestar laboral para reducir bajas médicas.
¿Crees que todo el mundo debería tener acceso a este tipo de terapias?
Sin duda. La terapia ocupacional se basa en la autonomía y la independencia. Actividades que parecen sencillas —como vestirse, comer o ir al supermercado— pueden ser muy complejas para algunas personas. En otros países la figura del terapeuta ocupacional está más integrada en los servicios públicos; aquí todavía queda camino, pero confío en que poco a poco se reconozca su papel esencial.
¿Qué es lo que más te motiva de tu trabajo?
Trabajo principalmente con niños y familias. Lo más gratificante es ver su progreso, cómo van ganando autonomía y confianza. Me emociona sentirme parte de ese proceso, enseñar a las familias cómo acompañar a sus hijos e hijas y ver los resultados en su día a día. Además, imparto talleres para que las familias entiendan mejor el desarrollo infantil y aprendan estrategias sencillas para solventar las dificultades que se encuentran. Ser parte de de su entorno es muy bonito, muy gratificante.
Cómo es un día típico en tu trabajo?
Muy intenso. Atiendo a varias familias a lo largo del día, y siempre les pido que participen en la terapia. Comenzamos con un pequeño repaso de la semana, trabajamos los objetivos marcados y terminamos con un feedback final. Suelo dejar “deberes”, que pueden ser desde jugar en la hierba hasta pequeñas rutinas sensoriales. También tengo reuniones con colegios, otros profesionales de salud y familias para coordinar la intervención, realizo evaluaciones, diagnósticos… Un poco de de todo.
¿Qué retos encuentras en tu día a día?
El reto que más me encuentro es la poca conciencia que hay de la figura del terapeuta ocupacional, sobre todo aquí en Euskadi. Muchas veces no se entiende qué hacemos ni por qué es tan importante. Por eso intento divulgar en redes sociales y en charlas, explicando cómo trabajamos y qué beneficios aporta la terapia ocupacional. En el ámbito infantil, por ejemplo, el juego es nuestra herramienta principal: es el lenguaje natural del niño y el medio para trabajar su desarrollo. Muchas veces nos confunden con monitores de tiempo libre.
¿Tienes algún proyecto que te ilusione especialmente?
Sí. Como autónoma, tengo varios proyectos en marcha: charlas para familias, profesorado y empresas, y nuevas formaciones para seguir creciendo. Mi gran sueño es abrir un centro de atención infantil y familiar propio, un espacio donde las familias encuentren acompañamiento y apoyo integral.
¿Cómo ves el futuro de la terapia ocupacional en Euskadi?
Soy optimista. Cada vez hay más terapeutas ocupacionales y la figura se está haciendo más visible. Falta recorrido, pero noto una evolución positiva y un interés creciente. Entre todas las profesionales estamos luchando por darle voz y espacio a nuestra labor. Creo que el futuro es prometedor y quiero aportar mi granito de arena.


