Los festivales de música se han convertido en mucho más que simples eventos culturales o de ocio. Son motores de transformación social, económica y emocional. Cuando una ciudad o un pueblo vibra al ritmo de la música, no solo se llena de sonidos, sino también de vida, de visitantes, de intercambio cultural y de nuevas oportunidades.
En el caso de Bilbao, el BBK Live ha supuesto una auténtica revolución. No solo ha situado a la ciudad en el mapa internacional de la música, atrayendo cada año a miles de personas de todo el mundo, sino que ha contribuido a proyectar una imagen moderna, abierta y vibrante de la capital vizcaína. Su impacto se extiende más allá de lo musical: revitaliza el turismo, apoya a sectores locales y genera una atmósfera de encuentro global en pleno monte Cobetas.
En esa misma línea de apuesta por la cultura, Amorebieta-Etxano acoge a lo largo del año distintos festivales que reflejan su compromiso con la música. Haizetara, que pronto cumplirá 20 años, es ya un referente internacional de música de calle que llena el municipio de sonidos del mundo, convirtiendo las calles en escenario abierto durante tres días de conexión entre las bandas y el público. Pero también, pequeños festivales como Musikagaz Fest que apuesta por el talento de nuevos creadores o Zorber Fest, Eleizatan, los conciertos de la Banda de Música, los conciertos de fiestas, etc.. amplían la oferta musical de Amorebieta, reforzando su identidad como un lugar que vibra con la música en todas sus formas.
Más allá del gran evento, BBK Live también impulsa una iniciativa que lleva la música a los pueblos, a pie de calle, con la intención de acercar la cultura contemporánea a nuevos espacios y públicos. Esa propuesta se llama HERRIAN, y este año recala en Amorebieta-Etxano el próximo día 24.
Será una jornada para disfrutar de la música en vivo, descubrir nuevas bandas, encontrarse en la calle y celebrar la diversidad cultural. Porque en cada acorde, en cada ritmo compartido, se esconde una posibilidad: la de construir un mundo más abierto, más divertido y más humano.
La música une. La música transforma. Y el 24 de mayo, Amorebieta será testigo de ello.



